El módulo siete nos ayudó a formarnos como profesores facilitadores, sobre todo a la hora de implicar a los alumnos en la interacción y la producción oral. Comprobamos nuevamentre como el camino del éxito está en lo afectivo, que se logre un ambiente de pertenencia en todo el grupo clase para de esta forma lograr la colaboración comunicativa por medio de distintas técnicas, es necesario mantenerlos motivados especialmente de forma intrínsica, darles constantes desafíos que al realizarlos resulte interesante y disfrutable la práctica y no solo por obtener un resultado tangible (la zanahoria)
Los llevamos a la motivación real mediante la exploración y el descubrimiento. Cuando un estudiante por medio de su aprendizaje activo llega a saber que domina un contenido, que ha llegado a la meta que se proponía, sentirá la satisfacción del logro que nunca será similar a premios o estímulos externos. Es importante que los retos sean superiores a su nivel de conocimiento, que las tareas lleven una superación, las actividades de clase deben tener diversión y reto para ser motivadoras.
El profesor debe encargarse de distribuir los estudiantes y estructurar las actividades con dinámicas que faciliten la colaboración de los aprendientes y que cree un entorno de pertenencia a ese grupo, que la meta sea que todos avancen en el aprendizaje, que sea la meta del profesor y de cada estudiante.
Para facilitar el logro es determinante las actividades facilitadoras, llamadas también de andamiaje, estas prácticas parciales antes de la actuación son la clave para un aprendizaje activo eficaz porque producen pequeñas victorias que luego llegaran a ser destrezas. Si exploran y descubren individualmente y en pequeños grupos, si le damos oportunidades de enseñarse los unos a los otros haciendo duos con estudiantes más y menos aventajados, los primeros podrán ser tutores a la vez que aprenden, pero sobre todo se construye un ambiente afectivo con alto grado de colaboración y comunicación.
Como siempre muy interesante los aportes de los pedeperos, que contaron sus practicas para obtener motivaciones internas y tareas que usaban diferentes dinámicas de grupo, de ellas hemos tomado nota para llevar a la práctica de nuestras clases.
Los llevamos a la motivación real mediante la exploración y el descubrimiento. Cuando un estudiante por medio de su aprendizaje activo llega a saber que domina un contenido, que ha llegado a la meta que se proponía, sentirá la satisfacción del logro que nunca será similar a premios o estímulos externos. Es importante que los retos sean superiores a su nivel de conocimiento, que las tareas lleven una superación, las actividades de clase deben tener diversión y reto para ser motivadoras.
El profesor debe encargarse de distribuir los estudiantes y estructurar las actividades con dinámicas que faciliten la colaboración de los aprendientes y que cree un entorno de pertenencia a ese grupo, que la meta sea que todos avancen en el aprendizaje, que sea la meta del profesor y de cada estudiante.
Para facilitar el logro es determinante las actividades facilitadoras, llamadas también de andamiaje, estas prácticas parciales antes de la actuación son la clave para un aprendizaje activo eficaz porque producen pequeñas victorias que luego llegaran a ser destrezas. Si exploran y descubren individualmente y en pequeños grupos, si le damos oportunidades de enseñarse los unos a los otros haciendo duos con estudiantes más y menos aventajados, los primeros podrán ser tutores a la vez que aprenden, pero sobre todo se construye un ambiente afectivo con alto grado de colaboración y comunicación.
Como siempre muy interesante los aportes de los pedeperos, que contaron sus practicas para obtener motivaciones internas y tareas que usaban diferentes dinámicas de grupo, de ellas hemos tomado nota para llevar a la práctica de nuestras clases.
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